Tres variaciones musicales a un cuento clásico

variación.
3. f. Mús. Cada una de las imitaciones melódicas de un mismo tema.

Tema

Érase una vez, en un reino muy lejano, un rey justo y bondadoso que amaba a su pueblo y éste correspondía a su soberano. Pero a este pacífico reino llegó un dragón que atemorizaba a todos los habitantes, pues cada noche robaba a una doncellay la devoraba viva. Cuando los soldados del rey intentaron matar al dragón, éste se los comió a todos. Sólo dejó escapar a uno para que llevara el siguiente mensaje: "si el rey entrega a su hija, dejaré en paz al pueblo." El rey envió más y más soldados de su ejército, pero ninguno pudo con el dragón, y las hijas de los campesinos y burgueses seguían muriendo cada noche. Un grupo de ciudadanos se entrevistó con el rey: "vuestro pueblo sufre. Sabemos que sois un rey justo, pero si no entregáis a vuestra hija, majestad, nos veremos obligados a asaltar el castillo y entregarla nosotros mismos." El rey reforzó los turnos de guardia pero no quedó tranquilo. Mandó emisarios a todos los países: aquel valiente caballero que matara al dragón y presentara su cabeza en el patio del castillo, obtendrá la mitad del reino y la mano de la princesa".

Un pobre aprendiz que vagaba en busca de trabajo escuchó el bando del rey. "Soy joven, se dijo, y no tengo ni un sitio dónde dormir; no perderé mucho si muero". Armado sólo de un palo y una piedra, vestido con una tosca camisa, se presentó en la cueva del dragón. Ayudado sólo de su astucia, consiguió sacar al dragón de la cueva y despistarlo en un bosque. El dragón, tan grande, se movía torpemente entre los árboles. Estaba tan ciego de ira que él mismo se enredaba en los matorrales. Entonces, el joven, subió ágilmente a un árbol y se dejó caer, clavando su estaca afilada en el cuello del dragón.

Los vecinos, que se habían despertado con los aullidos del dragón, esperaban en la plaza, y lo acogieron con vítores al ver la cabeza del mounstro en las manos del aprendiz. El rey lo recibió con honores en su castillo y al poco tiempo se casó con la princesa, que se había enamorado de él nada más verlo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


Variación I: adagio e con sentimento

-¡Oh, desdichada de mí! ¿Quién me salvará? Cautiva soy, en mi propio castillo. Un dragón me acecha y el pueblo pide mi cabeza. Mi padre no puede protegerme. ¡Oh, desdichada! Nacer reina y perder la vida antes de vivirla.

-Mi princesa, no lloréis. Que no os engañen mis toscas ropas de campesino, mi corazón es valiente y mi cabeza astuta. Mil caballeros han perecido en esta empresa, pero yo os juro, que por vuestro amor, la cabeza del dragón cortaré.

-¡Oh! ¡Mi dulce amigo! Vuestra soy si me liberáis. Pero, ¿qué veo? ¿Ya os marcháis? Triste y desolado queda mi corazón con vuestra ausencia. Mas, ¡ya os veo venir! No ha pasado ni un día, y volvéis a hombros. Y, ¿qué veo? ¡Oh! la cabeza del dragón, sobre un asta, como trofeo. Tomad mi mano, valiente caballero. El reino os lo concede mi padre, mi corazón os lo regalo yo.


Variación II: presto.

Desde que el campesino es rey, los dragones han huido.


Variación III: allegro ma non troppo.

Escuche usted, madre, la que se ha formado. Pues no va, y se casa con la princesa un paleto, que ni siquiera es del país, que ni conoce el idioma... ¡Vamos! ¡Valiente mamarracho nos han colocado! Que será todo lo astuto que quiera... Que sí, que tienes razón, que mató al dragón y nos salvó a todos. ¡Pues que lo pongan de general! Pero de príncipe, si no sabe ni atarse las botas...

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