Luna


Dicen que, dentro del bosque, entre los árboles más profundos, se abre un claro. Allí, desde antes que los mayores puedan recordar, se alza una casa de piedra cuyas ventanas permanecen siempre abiertas. Sin embargo, la recia puerta de roble jamás se abre y soporta, incorruptible, lluvias y nevadas. Algunos creen que la casa está embrujada.

Cuentan que, por las noches, la luna se detiene a contemplar la casa y suspira antes de proseguir su curva en el cielo. Dicen también que, en noches de luna nueva, se ha visto pasar a una mujer vestida de blanco que brilla en la noche y aporrea la puerta hasta hacerse daño, sin recibir respuesta. Y llora. Y las lágrimas se mezclan con la sangre de sus manos. Y vuelve a los veintiocho días, aún sabiendo que se repetirá la misma ausencia.


Dicen que nunca se volvió a enamorar.

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